"UNA CUESTION DE TIEMPO"
"Una cuestión de tiempo" de Richard Curtis es una deliciosa comedia sobre la familia y el amor con muchos momentos de humor y muchos otros de ternura todos contados con sensibilidad. Curtis ya nos deleitó con "Cuatro bodas y un funeral", "Notting Hill"o "Love actually" donde nos demostraba lo bien que juega con esas dos emociones y cómo las alterna a lo largo de cada film. En esta ocasión nos cuenta cómo en la familia de Tim Lake, nuestro protagonista, los varones son capaces de viajar en el tiempo de forma que pueden cambiar ligeramente el futuro al evitar ciertos errores. Tim, maravillosamente interpretado por Domhnall Gleeson, utiliza esta herramienta para conseguir lo que más le preocupa en el mundo: tener novia.
La película funciona muy bien gracias a un argumento sencillo, un guión muy bien escrito con numerosas situaciones divertidas, derivadas sobre todo de esa "posibilidad mágica de volver al pasado" que permite rehacer lo que sea necesario.
Como siempre con este realizador tenemos toda una galería de personajes curiosos con personalidades únicas interpretados por grandes actores (una vez el cine británico es el best in class en calidad artística). No son guapísimos, no son perfectos, y por eso también resultan tan de verdad. Estos estupendos actores están encabezados por Domhnall Gleeson, centro de la historia, que está muy bien apoyado por Rachel Mcadams como su novia y luego esposa, una actriz con mucho encanto y talento, y sobre todo por Bill Nighy como su padre, un clásico en muchos de los films de Curtis. Pero todo el reparto es especial, Lydia Wilson, la hermana, Richard Cordery, el tio, o Tom Hollander, el neurótico amigo escritor.
Maravillosa toda la secuencia de la boda. Las bodas han dado muchísimo de si, tanto como tema central de muchas películas, o como secuencia importante dentro de otras. Pese a todo lo ya visto, ésta es humana, divertida contada con un montón de pequeños detalles, con algunas secuencias sumamente cómicas sobre todo a partir de las consecuencias que un manifiesto día de lluvia y viento en Cornualles conllevan.
Una película que lanza como mensaje lo importante de apreciar lo que se tiene, de disfrutar de los pequeños momentos de la vida, mensaje que si en otros tiempos nos podía parecer poco sustancioso, en el clima de pesimismo y congoja actuales es tan relevante.
Curtis de alguna manera ocupa en nuestros días el lugar de Frank Capra ("Sucedió una noche", "Qué bello es vivir"), capaz de contar historias de amor, de amistad y de familia de forma tierna y sensible con personajes entrañables y con pequeñas pero sabias moralejas que te reconcilian con la vida.(Valoración: 7 sobre 10)
La película funciona muy bien gracias a un argumento sencillo, un guión muy bien escrito con numerosas situaciones divertidas, derivadas sobre todo de esa "posibilidad mágica de volver al pasado" que permite rehacer lo que sea necesario.
Como siempre con este realizador tenemos toda una galería de personajes curiosos con personalidades únicas interpretados por grandes actores (una vez el cine británico es el best in class en calidad artística). No son guapísimos, no son perfectos, y por eso también resultan tan de verdad. Estos estupendos actores están encabezados por Domhnall Gleeson, centro de la historia, que está muy bien apoyado por Rachel Mcadams como su novia y luego esposa, una actriz con mucho encanto y talento, y sobre todo por Bill Nighy como su padre, un clásico en muchos de los films de Curtis. Pero todo el reparto es especial, Lydia Wilson, la hermana, Richard Cordery, el tio, o Tom Hollander, el neurótico amigo escritor.
Maravillosa toda la secuencia de la boda. Las bodas han dado muchísimo de si, tanto como tema central de muchas películas, o como secuencia importante dentro de otras. Pese a todo lo ya visto, ésta es humana, divertida contada con un montón de pequeños detalles, con algunas secuencias sumamente cómicas sobre todo a partir de las consecuencias que un manifiesto día de lluvia y viento en Cornualles conllevan.
Una película que lanza como mensaje lo importante de apreciar lo que se tiene, de disfrutar de los pequeños momentos de la vida, mensaje que si en otros tiempos nos podía parecer poco sustancioso, en el clima de pesimismo y congoja actuales es tan relevante.
Curtis de alguna manera ocupa en nuestros días el lugar de Frank Capra ("Sucedió una noche", "Qué bello es vivir"), capaz de contar historias de amor, de amistad y de familia de forma tierna y sensible con personajes entrañables y con pequeñas pero sabias moralejas que te reconcilian con la vida.(Valoración: 7 sobre 10)
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