"MR. TURNER", PRECISO RETRATO DE UN GENIO
Esta película sobre el genial pintor WilliamTurner viene de la mano del realizador británico Mike Leigh. Leigh, con una carrera desarrollada en TV, teatro y cine, y con varias películas de su carrera premiadísimas ("Secretos y mentiras", "El secreto de Vera Drake", "Un cuento sobre la felicidad"), se caracteriza por transmitir las historias desde el mayor realismo posible, enfocándose en cuerpo y alma en contar con los mejores actores. En este caso, la labor de Leigh, además de en su tradicional inmejorable reparto, se apoya en un pilar fundamental para evocar la vida y obra del pintor, el trabajo del director de fotografia Dick Pope, con el que ya ha contado anteriormente y que logra que la estética de la obra del artista sea inequívocamente la de la película. La maravillosa luz de Turner es la luz del film. Plásticamente la película es una joya, desde la bellísima entrada de los títulos de crédito que van descubriendo poco a poco uno de los cuadros del pintor, pasando por cada plano. El film es como un cuadro vivo.
De forma intencionada por el
realizador la primera parte de la película tiene un ritmo muy lento, con pocos diálogos y bastante anecdóticos, de cara a llevar al espectador por un viaje hacia el universo
del pintor, a su faceta como artista pero también a su vertiente personal, a la parte más cotidiana de su existencia. Este lento inicio consigue hacer entrar en situación al espectador, nos permite familiarizarnos con la peculiar
personalidad del pintor, hombre con pocas habilidades sociales, introvertido, abrupto, adusto, contradictorio y de reducido círculo de relaciones personales.
La historia narra sus últimos 25 años de vida donde las dos figuras centrales son su padre y una mujer de la que el pintor, contra todo pronóstico, se enamora. Leigh auna los dos aspectos del pintor y hace un retrato profundo de la personalidad de este hombre. Consigue transmitir el contraste de las acciones y reacciones del pintor, casi las de un niño grande, al tiempo que en lo artístico es un genial pintor.
La película es lo más parecido a mirar por una mirilla donde al otro lado nos encontramos inmersos en la Inglaterra del XIX y nos da una idea detallada de todo tipo de momentos del personaje, desde los más públicos como las interesantísimas visitas de Turner a la Academia de Bellas Artes donde presenciamos sus embites irónicos a Constable, o las visitas de potenciales compradores a su estudio, a otros muy íntimos donde resulta embarazoso observar su forma de comportarse, la rudeza con la que saca sus sentimientos al exterior, algo increible en alguien que a la vez posee tanta sensibilidad artística.
Es excepcional la calidad de todo el reparto, con actores que en casi todos los casos ya han participado en anteriores trabajos de Leigh: Paul Jesson que encarna al padre del pintor, Marion Bailey, la dueña de una casa de huéspedes de la que Turner se enamora, Dorothy Atkinson, la leal y sacrificada criada del pintor. Todos excelentes, pero aún más si cabe Timothy Spall, Turner, con una soberbia actuación que ya le ha valido muchos reconocimientos (mejor actor en el Festival de Cannes, mejor actor en los Premios de Cine Europeo, etc).
Una película que ningún amante de la pintura debería perderse. (Valoración: 8 sobre 10)
La historia narra sus últimos 25 años de vida donde las dos figuras centrales son su padre y una mujer de la que el pintor, contra todo pronóstico, se enamora. Leigh auna los dos aspectos del pintor y hace un retrato profundo de la personalidad de este hombre. Consigue transmitir el contraste de las acciones y reacciones del pintor, casi las de un niño grande, al tiempo que en lo artístico es un genial pintor.
La película es lo más parecido a mirar por una mirilla donde al otro lado nos encontramos inmersos en la Inglaterra del XIX y nos da una idea detallada de todo tipo de momentos del personaje, desde los más públicos como las interesantísimas visitas de Turner a la Academia de Bellas Artes donde presenciamos sus embites irónicos a Constable, o las visitas de potenciales compradores a su estudio, a otros muy íntimos donde resulta embarazoso observar su forma de comportarse, la rudeza con la que saca sus sentimientos al exterior, algo increible en alguien que a la vez posee tanta sensibilidad artística.
Es excepcional la calidad de todo el reparto, con actores que en casi todos los casos ya han participado en anteriores trabajos de Leigh: Paul Jesson que encarna al padre del pintor, Marion Bailey, la dueña de una casa de huéspedes de la que Turner se enamora, Dorothy Atkinson, la leal y sacrificada criada del pintor. Todos excelentes, pero aún más si cabe Timothy Spall, Turner, con una soberbia actuación que ya le ha valido muchos reconocimientos (mejor actor en el Festival de Cannes, mejor actor en los Premios de Cine Europeo, etc).
Una película que ningún amante de la pintura debería perderse. (Valoración: 8 sobre 10)
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