MISERICORDIA: SURREALISMO CON TOQUES QUEER
Alain Guidaurie ("El desconocido del lago") escribe el guion y dirige este film. Jérémie (Felix Kysyl) vuelve al pueblo donde pasó su infancia con motivo de la muerte del que fuera su jefe. Se queda en la casa de Martine (Catherine Frot) la viuda, y se reencuentra con sus antiguos compañeros de colegio. Uno de ellos desaparece.
La película de Guidaurie ha obtenido muchos reconocimientos en festivales y ha sido muy valorada por la crítica, una película difícil de clasificar que causa mucha extrañeza por la forma en que se desarrollan los acontecimientos. Guarda un estilo un poco a lo Chabrol. La historia transcurre de forma normal en el inicio, con el protagonista reencontrándose con sus compañeros de colegio, reencuentros donde comienzan a darse situaciones surrealistas, que nos pueden causar cierta gracia sin que la historia siga un esquema de comedia. Los personajes masculinos son en su mayoría hoscos, y siempre hay cierta tensión sexual entre ellos. El protagonista es un personaje muy ambiguo, no sabemos bien a qué carta quedarnos con él, no genera mucha simpatía, un hombre en el que el deseo sexual está muy presente. Una historia con situaciones de las que el guion sale de forma peregrina, causando perplejidad y alguna risa. Es fácil que decepcione. El personaje del abad del pueblo interpretado por Jacques Develay es lo mejor de la película con diferencia. (Valoración: 6 sobre 10).
La película de Guidaurie ha obtenido muchos reconocimientos en festivales y ha sido muy valorada por la crítica, una película difícil de clasificar que causa mucha extrañeza por la forma en que se desarrollan los acontecimientos. Guarda un estilo un poco a lo Chabrol. La historia transcurre de forma normal en el inicio, con el protagonista reencontrándose con sus compañeros de colegio, reencuentros donde comienzan a darse situaciones surrealistas, que nos pueden causar cierta gracia sin que la historia siga un esquema de comedia. Los personajes masculinos son en su mayoría hoscos, y siempre hay cierta tensión sexual entre ellos. El protagonista es un personaje muy ambiguo, no sabemos bien a qué carta quedarnos con él, no genera mucha simpatía, un hombre en el que el deseo sexual está muy presente. Una historia con situaciones de las que el guion sale de forma peregrina, causando perplejidad y alguna risa. Es fácil que decepcione. El personaje del abad del pueblo interpretado por Jacques Develay es lo mejor de la película con diferencia. (Valoración: 6 sobre 10).
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